Hoy no paro de recordar ese momento en el que fui de Albacete a Alicante para ver mis cajas llenas de libros. Era mi primera publicación, una autoedición, algo que hace 10 años no estaba tan bien visto como ahora. La gente lo veía raro, pero yo tenía mucha fe en mí.
Allí estaba rodeada de mi familia para abrir mi primera caja de libros. Los toqué como si necesitara su tacto para creerme que era cierto.
Todo empezaba...
Ahora tocaba trabajar duro.
Y eso hice.
Tras esa primera presentación llena de mis familiares y de amigos me sentí volar. Los miraba y no paraba de decirles que eso era lo que quería. No quería perder esa emoción, esa ilusión, esas miradas donde sentía que lo que les contaba les llenaba de sueños.
Me enamoré de su apoyo, de su fe en mí y empezó mi camino.
Al volver a Albacete empecé a empaquetar libros y libros para enviarlos a varias partes de España con contra rembolso, porque la gente aun no se fiaba mucho de esto de las redes sociales. Me tocaba pagar antes el envío y confiar en la fe de la gente. Nadie me falló. Mi libro fue llegando a toda España.
Llegaron las primeras lecturas, las primeras críticas, las primeras lágrimas y la fuerza de no querer dejar de mejorar en cada libro, en cada letra.
Cada libro que escribo mi meta es ser mejor. Dar lo mejor de mí, poner todo mi corazón...Y es tan intenso que a veces mientras escribo lloro, otras río y otras lo tengo que dejar porque tengo tantos sentimientos dentro de mí que necesito aire para poder extraerlo con cuidado y transmitir lo que esas letras me producen.
En todo este tiempo no siento que debería haber echo más. Cuando miro atrás pienso que no he dejado de luchar y, cuando miro al futuro, pienso que no puedo dejar de luchar con más fuerzas porque solo cuando das el 100% en lo que haces, aunque salga mal, sientes que lo has dado todo y que el siguiente paso será mejor.
Si pienso en si cambiaría algo de este tiempo... No lo haría, hasta las veces que por un segundo pensé en rendirme me las quedo, porque gracias a ellas seguí avanzando. Me gusta recordar que, aunque con lágrimas en los ojos y la sensación de que no está saliendo todo como esperaba, sigo con las fuerzas de demostrar que un día no muy lejano todo será diferente.
Soy muy cabezota y de niña siempre que he querido algo, he luchado por ello. Y desde que mis padres apostaron por mí, yo aposté por esta carrera y para demostrar que había venido para quedarme.
Tengo suerte de trabajar en lo que me gusta, que tras años de esfuerzo pueda decir que vivo de mis libros. Tengo mucha suerte y por eso no quiero perderlo.
Siempre me dicen que cuando se trabaja en lo que te gusta parece que en verdad nunca has trabajado, así me siento, porque para mí escribir es como respirar.
Lo llevo en los poros. Yo necesito tocar las teclas, sentir como creo, mirar la pantalla y ver como lo que creo en mi mente aparece en ese folio en blanco.
Me siento a veces como un pianista que compone canciones de amor al tiempo que desliza sus dedos por el teclado...
Diez años y miles de sueños aún por cumplir. Queda mucho camino y mucha mas fuerza.
Gracias por estar a mi lado...
Hoy no puedo parar de recordar a mis lectores, vuestros mensajes al leer uno de mis libros, vuestras palabras. Algunos llegan sin que lo sepáis en momentos que sientes que te has dado con un muro y no avanzas y al leerlo dices: voy por el buen camino.
Gracias por ser el motor de mis libros. Por emocionaros como yo con cada letra, porque sois parte de mí y de mi gran familia.
Gracias por ser parte de estos diez años. Nada de esto sería lo mismo sin vosotros.
Un abrazo muy fuerte a todos y a seguir leyendo.
''La única batalla que se pierde es la que se abandona, y yo no pienso dejar de luchar por mi sueño''